INOCENCIA PÁEZ, LA VOZ DE LA GRACIOSA.

MI ISLA, MI SUEÑO

Eres mi isla Graciosa

tan bonita y tan pequeña

que voy a hacerte una cuna

para yo mecerte en ella

y te cantaré una nana

con una voz de sirena

y un dulce sueño te envuelve

a la luz de las estrellas

y soñarás tantas cosas

que no dices lo que sueñas

por temor de que el futuro

no sea como tu quisieras(..)[1]

Inocencia Páez nació el 27 de junio de 1927 en la isla de La Graciosa. Dedicó su vida al cuidado de los demás y luchó desde muy pequeña para sobrevivir en el medio desfavorable en el que había nacido.
Desde muy niña se sintió atraída por la poesía. Escribió sus primeros versos con 12 años, una vez finalizada su formación académica, pero, desde mucho antes, hacía de la rima su método de expresión.

En la niñez jugó con muñecas, calderos de piedra y cucharas de lapa. Además, colaboraba en las labores de pesca y cuidaba de su hogar. En su juventud, realizó un curso de corte y confección y se dedicó por un tiempo a la costura, que también le divertía mucho. Trabajó como cualquier mujer de su época, de forma silenciosa y constante. Subía y bajaba el Risco cargando jareas, como tantas mujeres de Caleta del Sebo. Cuidaba de los mayores. Ayudaba a todo el que lo necesitaba. Y aun así, pudo dar rienda suelta a su creatividad literaria. Es un ejemplo de lucha, constancia y confianza en sí misma, que hizo que se atreviera a contar historias de una forma poco común y desconocida en esa época, que supo llenar de belleza y que cautivó a todo el pueblo graciosero. Gozaba de la palabra escrita que le salía a borbotones sin previo aviso, mientras barría o cuando se levantaba por las mañanas, o haciendo la comida … de repente dejaba todo y escribía en sus papeles -decía-.

Inocencia permaneció toda su vida en la isla que le dio vida y falleció en ella en el año 2007. Fue admirada por las mujeres gracioseras que la conocieron y por las que han leído su obra. Amante de su pueblo pesquero y querida por hombres y mujeres del mar, fue una mujer inquieta y activa que dejó marcado el corazón de un pueblo.

Inocencia Páez, la mujer que llevó las vivencias, costumbres y tradiciones de los gracioceros a través de su poesía. Desde sus primeros años en la escuela, se siente atraída por la poesía, decía «que era la mejor forma que tengo de expresar lo que siento». La Poesía de Inocencia Páez era la voz de su pueblo que reclamaba una y otra vez, los derechos, que como ciudadanos de una pequeña isla les correspondía. Ella fue la portavoz del pueblo, cuando el Capitán General de Canarias García Escámez, visitó la Isla[2].

Más adelante, su espíritu inquieto la llevó a formar un grupo de teatro con otras mujeres, Margarona y Agustina. Además, acompañaba a personas enfermas y participaba en la parroquita de la Virgen del Mar y en la Asociación de Vecinos de la isla. Caracterizada por la pasión hacia su tierra, participó en los eventos más relevantes de la isla con poesías improvisadas: en la visita del rey Don Juan Carlos I, en la Romería de los dolores, en las fiestas del Carmen o en el hermanamiento con Betancuria. Además, con la venida del general García Escámez, hizo de portavoz para gestionar las necesidades de la isla, convirtiéndose en un símbolo de esta.

Se han publicado dos libros que recogen las obras de Inocencia, El alma de una Isla (Ayto. de Teguise, 2000) y Poemas, (Ministerio de Agricultura, 2006) aunque se sabe que existen muchas más obras que no han sido publicadas. A través de la poesía mostraba su amor por los lugares de La Graciosa. Tuvo el don de captar cada detalle de las maravillas de la isla de pescadores y gente sencilla, los cuales quedaron plasmados en su obra. Daba voz a su pueblo y disfrutaba creando y consolidando sus poesías con un estilo sosegado y noble. El relato rítmico de la vida cotidiana de las gentes, de las preocupaciones y de las luchas, de sentimientos y emociones, convierten la poesía de Inocencia en un referente sentimental para todas aquellas personas que, como ella, aman la isla.

Se conoce a Inocencia Páez como una contadora de historias, recolectora de recuerdos y creadora de ritmos sobre su isla. Supo captar con intensidad la belleza del mar, la isla y sus gentes, identificándose de manera plena con su pueblo. En sus obras visibiliza el valor de las mujeres de su entorno, así como la lucha y la fuerza de todas aquellas que están ocultas. Fue una mujer empoderada en su época, que consiguió que las condiciones en las que vivía y la falta de oportunidades no fueran obstáculos para luchar por sus ideales y derechos del pueblo.

El Centro Sociocultural de La Graciosa lleva el nombre de Inocencia Páez. Se consiguió en el año 2000 tras la petición de los vecinos y vecinas de la isla y de la directiva del centro al Ayuntamiento de Teguise[3]. El consejo de Ciudadanía de La Graciosa creó en 2010 el Premio de poesía Inocencia Páez en honor a su obra y trayectoria. En 2018, el Gobierno de Canarias la incluyó en el proyecto educativo Constelación de Escritoras Canarias, a través del cual se pretende visibilizar la obra y vida de las escritoras de las Islas[4].

Para terminar, leamos a su nieta Nerea en su blog recordando la figura de su abuela:

Inocencia Páez, digna representante de todas las mujeres gracioseras, que luchó desde muy niña para sobrevivir en ese medio desfavorable a la par que ayudar a las suyos, ha sabido como nadie en la isla de La Graciosa exteriorizar sus sentimientos y vivencias, relatados en forma de poesía costumbrista. En la exaltación puntual de su más hondo sentir se ha identificado de manera plena con su pueblo.

En medio de tanta adversidad, solo entendida por quienes la vivieron, Inocencia supo captar con toda intensidad la innata belleza del mar, la isla, sus gentes y cuantos elementos forman parte de un estilo de vida peculiar.

Su primera travesía hacia las Islas Salvajes a bordo de un pequeño barquillo de vela de la época; las visitas de los jefes del mando económico-militar de posguerra, a quienes recibía con sus poesías pidiendo mejoras para su pueblo, o la siempre eterna poesía a la Virgen del Carmen el 16 de Julio de cada año, arropada por todos los emocionados hombres y mujeres de la mar, han consolidado a Inocencia como un referente sentimental, con sus poesías, para quienes tienen sus raíces ancladas en esta tierra.

Tradicionalmente la mujer graciosera ha sido pilar fundamental en la construcción y afianzamiento de la idiosincrasia insular, factor ésta que también Inocencia supo captar en base a sus vivencias, transcritas desde el corazón con su estilo sosegado y noble, pero nunca resignado.

Y es que Inocencia, que un día se sintió sirena para cantar una nana a su isla, todavía se despierta con el canto de las gaviotas; aún el incesante batir de las olas la van su rostro, y la brisa lo embellece. Y es que todavía, al amanecer, la aurora ilumina a Inocencia y a La Graciosa, dos nombres que permanecerán unidos.

Ella era una mujer muy especial para mí, ya que era mi abuela y ahora ya no está con nosotros, pero yo la siento cada día más cerca. 
ABUELA: aunque sea tan largo y cruel el tiempo que estaremos sin tu presencia te llevamos tan dentro, que ni la muerte nos podrá separar jamás. ¡TE QUIERO![5]


[1] Vilas, Pablo (14 de noviembre de 2019). «Diez Escritoras Canarias que debes conocer (Parte II)»Alegando! Magazine.

[2] Francisco Hernández Delgado. Cuaderno de Difusión Cultural nº 32- Año 2010.

[3] WEBGRAFÍA
http://memoriadelanzarote.com/contenidos/20131205144851alma.pdf
https://historiadeteguiseblog.files.wordpress.com/2016/05/inocencia-paez.pdf
https://historiadeteguise.com/2016/04/02/inocencia-paez/

[4] https://www3.gobiernodecanarias.org/medusa/ecoescuela/escritorascanarias

[5] http://nereahernandezhdez.blogspot.com/2011/01

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