Desde mi balcón, este mes de noviembre las olas del océano me traen imágenes tristes. Recuerdos de todos aquellos canarios apotalados* en la costa de Anaga, donde, según los historiadores, se halla la gran fosa de los republicanos durante la Guerra Civil Española.
Para quien no lo sepa, en la madrugada del 17 al 18 de julio de 1936, el edificio sede del Gobierno Civil, fue ocupado por los militares sublevados contra el legítimo Gobierno Republicano de España. Esa misma tarde, se produjo un tiroteo, que ocasionó las dos primeras bajas humanas de la Guerra Civil en Tenerife, según nos informa El Blog de Pedro Medina Sanabria:
- El Cabo de la Guardia de Asalto Don FRANCISCO MUÑOZ SERRANO, por el bando legítimo y legal del Gobierno de la República.
- El soldado lagunero SANTIAGO CUADRADO SUÁREZ, por el bando rebelde.
Este mes de noviembre se cumplen 48 años de la muerte del dictador en la cama, y sigue el miedo de una parte de la sociedad: un temor que nos condena a la ignorancia, un miedo que nos aboca a no querer hacer, a ser impotentes ante la barbarie.
Vivimos en una democracia, que, cerca de medio siglo después del fallecimiento de Franco, aún tiene miedo a recordar. Esto nos convierte, a la fuerza, en ciudadanos enfermos de amnesia bajo un yugo invisible, cuyas flechas nos convencen de que eso no conviene decirlo, no conviene hacerlo, no es el momento adecuado.
Para combatir esa amnesia forzada, existen asociaciones sin ánimo de lucro e independientes como Innovación y Derechos Humanos (www.ihr.world). Disponen de una base de datos donde podemos buscar por nombre y apellidos a nuestros familiares y empezar a investigar qué pasó con algunas víctimas.
*Apotalado: término usado en Canarias durante la Guerra Civil y también en la postguerra para referirse a las personas a las que hacían desaparecer lanzándolas al mar desde barcas, metidas en sacos y con las manos atadas.
**Les recomiendo la novela ‘El hijo del apotalado’, de Jorge Fonte. Cuenta la historia de la represión franquista en la isla de El Hierro.
Si les gustó este artículo, aquí encontrarán mi artículo del mes pasado: Incendio sin llamas. Gracias por leerlo.