In medio virtus

'In medio virtus', es un latinismo atribuido a Aristóteles recogido en su “Ética a Nicómaco”, que viene a decir que en el punto medio está la virtud, la excelencia. Para el gran filósofo griego, la sabiduría reside en el equilibrio entre los extremos, no en el exceso ni en el defecto. Este principio también conlleva un realismo objetivo que se cuestione siempre la fidelidad ciega a los principios de un lado y del otro, no en vano para él la experiencia es la fuente del conocimiento.

La indiscutible polarización que estamos viviendo en nuestra sociedad es claramente incompatible con estas ideas aristotélicas. No me refiero únicamente a cuestiones de política sino a casi cualquier aspecto de nuestra vida cotidiana donde lo que parece primar es “o estás conmigo o contra mí”. La más pequeña discrepancia sirve para iniciar una auténtica batalla en la que se hace uso de la violencia verbal y la descalificación, no para buscar puntos de encuentro sino para dejar claro cuál es la postura inamovible de cada uno.

El concepto de mentalidad positiva no está ajeno a la polarización de la que hablamos. Por un lado tenemos a los que no toleran ni el más pequeño atisbo de optimismo y se enrocan en el “piensa mal y acertarás” y en el “la cosa está fea y se va a poner peor”. En el extremo opuesto se encuentran los que predican eso de que “si quieres, puedes”, “solo buenas vibras” o “si estás mal es porque quieres”.

Lo hemos dicho muchas veces pero vuelvo a hacerlo: ser optimista es mejor que no serlo, pero la positividad se vuelve tóxica cuando SOLO se pone el foco de nuestra atención en sentirnos siempre bien aunque las circunstancias sean adversas, tratando constantemente de no tener emociones, pensamientos y recuerdos negativos o incómodos. Es muy peligroso intentar mantener SIEMPRE una actitud positiva. Al negar las emociones negativas, estas se pueden quedar latentes y, como no son procesadas,  van creciendo y acumulándose hasta que la situación se vuelve insostenible.

Siguiendo esta línea, vamos a centrarnos en uno de los escenarios más adversos a los que nos podemos enfrentar: la muerte.

En este punto quiero hablar del reciente e inesperado fallecimiento de nuestro querido compañero Félix Díaz, que ha sacudido a todos los miembros de la familia Tamasma y que me ha hecho reflexionar sobre la admirable actitud positiva con la que afrontaba su enfermedad. En todas las ocasiones en las que coincidí con él, me maravillaba  su entereza y el sentido del humor no exento de ironía del que hacía gala. No debe ser fácil enfrentarse de esa forma a los reveses que trae consigo una dolencia condicionante como la que él padecía. Alguien con esas limitaciones estaría en todo su derecho de ver la vida con mucha negatividad y sin embargo él transmitía gran positivismo.

Pues bien, cuando alguien está muy triste porque ha sufrido la pérdida de un ser querido, no le podemos incitar a que sea positivo. Lo que debemos hacer es escucharle, acompañarle. No intentemos darle consuelo hablándole de otras personas que han pasado por lo mismo. En esos momentos el dolor tiene que aflorar y es un dolor muy individualizado, no comparable al de nadie.

Me viene a la memoria la escena final de “La vida de Brian”, una gran película llevada  a las pantallas en 1979 por los inigualables Monty Python. El film cuenta las vicisitudes de un joven (Brian), coetáneo de Jesús de Nazaret,  que es confundido con éste. La escena a la que me refiero constituye el punto máximo de la ironía y el humor absurdo que envuelven todo el largometraje. En esta secuencia final, un grupo de hombres se enfrenta a una muerte terrible en la cruz, cantando y silbando la canción “Always look on the bright side of life”  (“Mira siempre el lado bueno de la vida”, o “Al mal tiempo buena cara”) https://www.youtube.com/watch?v=G2O3i2i8Nok . Curiosamente, este tema musical aparece como número 1 en las listas de canciones que los británicos desean que se escuchen en su funeral.

Lo disparatado de la situación me hace equipararla a todas esas veces en las que alguien está pasando por un momento terrible y los demás nos empeñamos en decirle cosas como: “sonríe, que todo va a salir bien”.

Por todo esto, quiero proponer dos ejercicios para fortalecer nuestra positividad (la buena):

- Trabajar más la empatía cuando tengamos que acompañar a una persona que esté sufriendo. Ya saben, solamente escuchar y preguntar qué podemos hacer para ayudar. Nada de contarle batallitas sobre nuestros propios males o sobre alguien que ha pasado por algo peor, o exigirle que vea algo positivo en lo que está viviendo.

- Compartir con los amigos, familia o seres queridos las cosas buenas que nos suceden. Hay que saber pedir ayuda cuando estamos mal, pero también debemos aprender a hacer a los demás partícipes de nuestras alegrías, aunque sean pequeñeces.

Paletas y pinceles

LETRAS CANARIAS

Caricaturas, papel y tinta - NÉSTOR DÁMASO DEL PINO

Desde mi balcón - JOSE LUIS REGOJO

Gotitas de agua - JOSÉ ACOSTA

Viajando por los versos - ROSA GALDONA

Bailes tradicionales canarios - LUISA CHICO

Artdeser - ESTEBAN RODRÍGUEZ

El pejeverde - Raquel Reyes

La magia del teatro - INA MOLINA

FRASES Y REFLEXIONES PARA AYER, HOY Y MAÑANA - ALBERTINE DE ORLEANS

Epistolar - INMA FLORES

Nopasaeltiempo - CARMELO G. GLEZ. ZERPA

Retratos de nuestros paisanos - JOSÉ LANTIGUA

Tradiciones - ISABEL GONZÁLEZ

El nido de la graja - EVA CASTILLO

Sección infantil: Arcoiris de cuentos - TANIA RAMOS

Mi cuaderno de danzas - ISA HERNÁNDEZ

Hablando de amigos… - LUIS ALBERTO SERRANO

La memoria intacta - MARÍA DE LA LUZ

Contando canciones - MATALE AROZENA

El legado de los abuelos - TOÑI ALONSO

Las retahilas de Candi - CÁNDIDA MEDINA

Amar el amor - LANGE AGUIAR

Memorias con historia - GLORIA LÓPEZ

Miscelánea tradicional - MOISÉS RODRÍGUEZ

Palabras del alma - BALBINA RIVERO

Amanece, que no es poco - ANGIE HERNÁNDEZ

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