Llegamos al final de un año lleno de vida y tradiciones. Un olor que se entremezcla entre Navidad y deseos de renacer y darle sentido a las palabras: PAZ, FRATERNIDAD y TRADICIONES.
Hemos salido de ronda por las calles, llevando alegría e ilusión en una época en la que nos cuesta creer, visto lo visto, en tantos valores del ser humano y apostar por la paz y la concordia. Me reitero en apostar y educar por la NO VIOLENCIA. Guerras y conflictos que nos atenazan y nos hacen reflexionar sobre el cuidado de los valores del ser humano, tan presentes en nuestra sociedad canaria, y por ende, por el cuidado y apuesta de nuestras tradiciones y de este magnífico patrimonio inmaterial que tanto nos ha aportado y nos llena el corazón compartiendo música y tradiciones.
Y son fechas de villancicos y de misas de luz en lo que todo nos lleva a loar al nacido. Misas que se celebran del 17 de diciembre en adelante anunciando la venida del niño Jesús. Un sinfín de realidades que nos llenan el alma y se dan la mano, entre lo religioso y lo humano. Diferentes muestras de la Navidad, en portales de Belén y en las calles donde las luces y las rondas navideñas de “Divinos y Divinas”, despiertan un sentimiento de Navidad profundo y arraigado.
Y me reitero en afirmar que las vivencias humanas de hoy en día superan con creces a cualquier pensamiento o propósito que tenemos del cómo deberían de ser las cosas. Cualquiera de nuestros abuelos, padres y alumnos de más de 90 años, han bregado en condiciones más desfavorables que la nuestra y han andado un camino vital, duro e intenso, en el que han plasmado su impronta en sus vidas y han legado un patrimonio inmaterial riquísimo. Tradición oral de boca en boca y de mano en mano. Y hoy, se le da valor a cosas materiales que no son el motor de esta vida y que nos deben hacer reflexionar acerca de cuáles han de ser los caminos vitales de este presente tan digital y virtual, frente a aquel de tantas personas que hicieron de nuestra cultura, acervo, idiosincrasia y tradiciones, una fuente inagotable de riqueza y diversidad en música, danzas, coplas y versos.
De ahí que hablemos de un patrimonio humano intangible, que ha sido y es, el verdadero motor de nuestra cultura y en buena parte de nuestra historia y vida. Un pasado lleno de riqueza que se ha de dar la mano con las nuevas tecnologías. Un futuro repleto de retos y horizontes “transculturales”
Y siguiendo esta senda anual y folclórica, hemos pasado por: CRUCES DE MAYO, ROMERÍAS EN TODAS LAS ISLAS, SAN JUAN, CORAZONES DE TEJINA, LOS FINADOS, LAS CASTAÑAS Y VINOS POR SAN ANDRÉS, y un largo etcétera de vivencias etnográficas que nos sitúan con un panorama cultural rico y diverso, en la que vas compartiendo trabajo y escenario vital con amigos, folcloristas y músicos de una calidad excepcional. Tenemos mucho talento en esta tierra y hay que apostar por ello.
Aprendí, hace años, que el camino se hace al caminar por los senderos de la tradición, el amor por lo nuestro y el folclore.
Terminamos este mes de diciembre, queriendo y deseando que todos hayamos hecho parte de los “deberes del vivir” con ilusión, y afrontemos un nuevo 2024 lleno de ilusión y bendiciones. De vida y de saber más conciliar lo cercano con este mundo digital que nos devora y nos reta.
Salud para los que seguimos bregando en las tradiciones y un abrazo a todas las islas. Una tierra Canaria rica en sabiduría, música y tradiciones que tiene que seguir adelante en su apuesta. Que siga la locura del crear y del hacer tradición.
Larga vida y salud para amigos entrañables y etnógrafos importantes como don Isidro Ortiz, Elfidio Alonso, Jaime Hamad, y una larga lista de hombres y mujeres de TRADICIÓN Y FOLCLORE, en mayúsculas.
Y unas sentidas y eternas “Gracias” a todas las personas que no he nombrado en este artículo, por su buen hacer y su trabajo en lo folclórico y por cuidar, enseñar y mantener nuestra idiosincrasia y tradiciones hasta el final de nuestros días. Hasta allí, sostendremos en nombre de CANARIAS.
¡¡¡Que Dios me los bendiga y GUARDE!!!
FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO
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