Hambrientos de vida

Dicen que solo valoramos las cosas cuando las perdemos o estamos a punto de perderlas. Incluso así, pasado un tiempo, tendemos a relajarnos y volvemos a descuidar las que recuperamos. Es posible que sea por eso por lo que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra.

Lo cierto es que debo ser muy humana porque volví a chocarcontra una piedra muy grande, tan grande y visible como la Gran Muralla china en medio de una estrecha vereda a plena luz del día.Y es que me pudo la pereza y empecé a abandonar los hábitos saludables que debo seguir por elproblema deinsuficiencia cardíaca que padezco. Ya no hacía ejercicio todos los días y, además, comenzaba a incluir en mi dieta alimentos que tenía prohibidos. Lo peor de todo es que no era consciente de lo que hacía. Había olvidado que soloun 30% de las víctimas de una parada cardiorrespiratoria extrahospitalaria en las que se practica una resucitación cardiopulmonar sobrevive y que solo un 10% de los supervivientes queda sin secuelas neurológicas.

Pero ayer leí el testimonio de una persona con trasplante pulmonar doble. Explicaba que se enfrentaba cada día a un sinfín de restricciones en la dieta y en su estilo de vida, aquellas que debe seguir alguien trasplantado, por responsabilidad hacia todos los que le habían ayudado: familiares, amigos, sanitarios y por supuesto la persona fallecida de la que había recibido los órganos y su familia.

Fue entonces cuando recordé que yo también soy una sobreviviente y que no estaba siendo responsable ni consecuente con lo que prometí a los míos y a mí misma hace tres años y medio.Inmediatamente me abordó un pesado sentimiento de culpa del que solo pude librarme cuando indaguésobre el porqué olvidamos. Descubrí que desechar recuerdos no es algo negativo en sí mismo, que si eso no ocurriera almacenaríamos una enorme cantidad de información inútil que podría hacer colapsar nuestro cerebro, y que existe, de hecho, un trastorno llamado “hipertimesia” que consiste en la capacidad de recordar todos los días de la propia vida, es decir, la imposibilidad de olvidar.

Ahora entiendo que olvidar incluso cosas esenciales es un mecanismo de nuestro cerebro que intenta evitar la saturación. No podemos estar mucho tiempo en modo alerta porque esto podría ser perjudicial. De ahí que las personas que han pasado por vivencias muy duras sufran el denominado “estrés postraumático” que hace que no recuerden gran parte de lo sucedido.

Aunque tenga algunas lagunas de vez en cuando, seguiré definiéndome como “hambrienta de vida” y pretendo no olvidar cómo saborear cada cosa minúscula que me pasa ni el hermoso sentimiento de estrenar vida, de asombrarme de lo más humilde de cada día, como un niño.

Por eso, no logro entender a esa gente más preocupada por hacer fotos de los lugares que visita, de la comida que comparte o de un concierto al que acude, que de disfrutarlosplenamente. Tampoco comprendo a los que vancon unos auriculares por el monte o por la playa escuchando música en vez de deleitarse con los sonidos de la naturaleza. Los recuerdos que un día tendrán de esos momentos vividos van a estar solo en las imágenes y no en las emociones que nos sacuden.

Todos deberíamos estar hambrientos de vida. No esperes a perder algo para sentirla.

Flor del higo pico ( inflorescencia del Opuntia Ficus)

Me adjetivan humilde por mi cuna,

que quería ser círculo y quedó

en óvalo inexacto de alfileres.

No reluzco en el agua del florero

que engalana la mesa

ni me cambian por besos los amantes.

No adorno los cabellos los domingos

ni acicalo solapas

ni perfumo las tumbas.

Mi belleza tan solo sirve al hambriento de vida

que se asombra en silencio mirando las tuneras

que lamen las orillas del barranco.

Paletas y pinceles

El legado de los abuelos - TOÑI ALONSO

FRASES Y REFLEXIONES PARA AYER, HOY Y MAÑANA - ALBERTINE DE ORLEANS

Desde mi balcón - JOSE LUIS REGOJO

Amanece, que no es poco - ANGIE HERNÁNDEZ

LETRAS CANARIAS

El nido de la graja - EVA CASTILLO

Palabras del alma - BALBINA RIVERO

Tradiciones - ISABEL GONZÁLEZ

La magia del teatro - INA MOLINA

Letras y colores - JUAN FCO. SANTANA

Mi cuaderno de danzas - ISA HERNÁNDEZ

La memoria intacta - MARÍA DE LA LUZ

Volando con las palabras - Cristina García

Retratos de nuestros paisanos - JOSÉ LANTIGUA

Miscelánea tradicional - MOISÉS RODRÍGUEZ

Sección infantil: Arcoiris de cuentos - TANIA RAMOS

Viajando por los versos - ROSA GALDONA

Memorias con historia - GLORIA LÓPEZ

Alfarero de versos - EDUARDO GARCÍA

Amar el amor - LANGE AGUIAR

Contando canciones - MATALE AROZENA

Garabateando - ELENA PADRÓN

Hablando de amigos… - LUIS ALBERTO SERRANO

Bajo un nudo en la garganta - ANA GUACIMARA HERNÁNDEZ