La Brujilla Verdilla

Co-autora: Lázara Tania Linares Ramos.

La mañana asomaba en el sabinar, allí donde las viejas y retorcidas sabinas por el viento adornaban al paisaje. Tal y como acostumbraba don Cuervo voló hasta allí para comer sus frutos. Pero él no comía de cualquier sabina, no señor, su favorita era la sabina más vieja. Allí pasaba todos los días  mucho tiempo.

Precisamente en la sabina más vieja vivía Brujilla Verdilla que debía su nombre a las hojas de la sabina que siempre están verdes y que de tan vieja que era ya, no podía contar los años que tenía. Era muy cascarrabias. Le molestaba todo. Y qué decir de don Cuervo... ¡No le gustaba para nada! No lo soportaba.

No se cansaba de decirle: –Vete, vete de aquí. No resisto verte, ese color negro tuyo, ¡puf! eres  horrible.

Su amigo, el canario no le dejaba de reprochar su actitud para don Cuervo.

Un día  fue tanta la rabia de la Brujilla Verdilla que llamó  al viento: –Ochisss, Ochisss... sopla fuerte, arrastra a don Cuervo y llévatelo  de aquí.

Y en ese momento un viento fuerte empezó a soplar y arrastró a Cuervo hasta el Pinar. Allí se le acercó Loba, la mariposa del pinar canario que había visto como lo arrastraba el viento y acudió a auxiliarlo.

Loba preguntó: –¿Y a ti qué te ha pasado?

Él le contó lo sucedido. En ese momento llegaba la mariposa azul Rabilarga, una amiga de Loba.

Loba se la presentó a don Cuervo que deslumbrado por su color azul exclamó: –No sabía que en el Pinar canario hubiera una mariposa de tan bello color azul.

Azul Rabilarga le dio las gracias y le dijo: –Apréndete la lección la Brujilla Verdilla es muy engreída y se cree que esa Sabina es de ella.

Loba insistió: –¿Podemos hacer algo por ti?

–Sí. Avisen a mi amigo el canario.

Loba dijo enseguida: –Voy yo. Estoy acostumbrada a recorrer largas distancias, así, podré buscarlo sin cansarme.

Al poco rato venía Loba con el canario quien le dijo enseguida a Cuervo: –Amigo ya te dije que no fueras más allí.

A lo cual el Cuervo contestó: –Y yo te dije que como los frutos de esa sabina no hay en todo el sabinar. Amigo, habla tú con ella hazla entrar en razones, el Sabinar es de todos.

-–Está bien, pero no vuelvas por allí en un buen tiempo.

También Loba y Azul Rabilarga le pidieron al canario que hablara con Brujilla.

Ese mismo día canario visitaba a Brujilla, la cual muy contenta lo recibía y le pedía que cantará para ella porque adoraba su trino y pasaba largos ratos sin cansarse de oírlo cantar.

Después de escuchar su canto un rato, canario le dijo: –Me he enterado de lo que le hiciste a nuestro amigo, don Cuervo debes ser más tolerante con él, has de saber que gracias a él la Sabina sigue existiendo.

Ella soberbia respondió: –¿Cómooooooooo?

–Pues sí, y ¿sabes por qué? Porque al comer el fruto de la sabina va regando sus semillas y así nacen nuevas sabinas y de esta forma crece el Sabinar. Además, también limpia el campo  de carroña. A ver, dime: ¿Qué más quieres? Siempre te he dicho  que todos somos parte de la naturaleza y a ella nos debemos.

En ese momento se oyó  una voz ronca, cansada. Era la propia sabina: –¿Quieres que se acabe el Sabinar? ¿Acaso tú puedes crear sabinas?

La sabina estaba cansada de la arrogancia de su huésped. De pronto se hizo un silencio y después Brujilla respondió preocupada: –No, pero...

–Ya, ya... suficiente, te entendemos. El egoísmo amiga, el egoísmo te supera. No te deja ver la realidad que te rodea –comentó el canario.

La voz altanera de la Brujilla se dejó escuchar: –¡¡Hummm!!, pues sepan que no me importa. ¡Nooooooo lo quieroooooooo aquí, y punto!

–Muy bien. Pues si no dejas tranquilo a mi amigo don Cuervo no te cantaré más–. Y con la misma se fue.

Ya habían pasado algunos días de aquel incidente cuando don Cuervo sintió un deseo muy grande de comer los frutos de la sabina y volvió allá.

Esta vez, la Brujilla no tuvo compasión a pesar de las palabras del canario y la sabina, y en todo el sabinar se oyó: –Ochissss, Ochissss ven, pero sopla muy fuerte aquí arrastra a don Cuervo y llévatelo de aquí–. En esta ocasión  sopló tan fuerte el viento, pero tan fuerte, que don Cuervo fue a dar justo a los Roques de Salmor.

Tirado, sin fuerzas lo encontró está vez su amigo Charrán.

–Amigo, ¿qué pasó contigo? Si parece que te han dado una paliza –dijo muy preocupado Charrán. 

–Casi, casi... –Y le contó a Charrán lo sucedido.

Éste,  indignado le respondió: –Algo me habían contado pero no creí que su maldad llegaría tan lejos. Te podía haber pasado algo grave. Hay que darle un escarmiento, la Naturaleza es de todos y a ella nos debemos.

–Pero, ¿cómo? ¿Qué se te ocurre? 

–Mira, vamos a ver a Lagarto Gigante. El lleva muchos años aquí y seguro algo se le ocurrirá.

Pero no hizo falta, a lo lejos divisaron a Lagarto Gigante. Después de saludarlo, le contaron el problema. Lagarto Gigante que era muy sabio, contestó: –Es verdad que la Brujilla Verdilla es muy vieja aquí. También es verdad que se cree dueña del Sabinar; pero no es para que atropelle a un compañero de esta forma, como lo ha hecho con Cuervo. Se me ocurre una idea, vamos a reunirnos todos y trazar un plan, hay que darle un buen escarmiento, ya veremos si le quedan ganas de seguir atropellando a sus compañeros.

Pero mientras nuestros amigos planeaban la lección que le darían a Brujilla, en el Sabinar ella seguía haciendo de las suyas, no aprendía la lección.

Un día, Mirlo pasaba cerca del Sabinar y le apeteció  comerse uno de los frutos de la Sabina. Al ver a la Brujilla Verdilla tan triste le dijo: –¿Qué te sucede?

–Que ya nadie viene a verme. Ni el canario, ni las mariposas del Pinar... ¡Me siento muy sola!

–Te cantaré un poco para que te alegres –dijo resuelto Mirlo.

Ella le contestó con desgana: –Bueno, aunque a mí quien me gusta oír es al canario.

Y eso que Mirlo tiene uno de los cantos más bellos de Europa, pero ella era así, por eso ya ningún amigo la visitaba.

A pesar de lo dicho por la Brujilla, Mirlo se esmeró y le cantó con su mejor canto. Cuando terminó se dispuso a comerse uno de aquellos apetecibles frutos, pero la Brujilla enseguida le dijo: –¡Ni se te ocurra! Vete al drago o las palmeras a comer ¡Aquí, no! Esos frutos son solo para mí, solo para mí.

–¿Sabes lo que te digo? Que no eres amiga de nadie –respondió Mirlo indignado. 

Cuando ella oyó esas palabras enfureció y llamó  a Ochissss como era su costumbre, pero Mirlo que sabía lo que le había sucedido a Cuervo corrió a esconderse entre las enmarañada ramas de la Sabina, allí estaría a salvo de la furia de Ochissss.

Pero, ese día sucedía lo inesperado, Ochissss estaba tan cansado del egoísmo de Brujilla que no sopló con  fuerza. Solo se acercó y le preguntó: –¿Para qué me quieres ahora? ¿No crees que es demasiado cruel lo que hemos hecho ya?

–Nooooo. Aquí está Mirlo que quiere comerse también los frutos de mi sabina.

–¿Cuándo acabarás por entender que esta sabina es de todos?

–¡Nuncaaaaaaa...!

–Pues no me llames más. –Y Ochissss se despidió.

Brujilla gritó llena de furia: –Te arrepentirás, no digo yo si te arrepentirás. 

Entonces, Ochissss se viró con tantísima fuerza que la arrancó de la sabina. Sorprendida y aterrada volaba por los aires. Perdió  su sombrero, su capa, su escoba y vino a quedar en uno de los Roques del Salmor, donde quedó enganchada. Gritaba a voz en cuello, pero nadie la oía. 

Para suerte suya, Vencejo, que no para de volar en el aire, la vio colgando del Roque y pidiendo auxilio a voz en cuello, pero conocedor de su egoísmo y maldad contra el Cuervo avisó corriendo a todos.

Lagarto Gigante fue el primero en reaccionar: –Su maldad, amigos se ha vuelto contra ella –y dirigiéndose a don Cuervo le dijo–: Ve con ella, llévale su sombrero y sálvala pero con una condición. 

–¿Cuál? preguntó Cuervo intrigado.

–Que haga la promesa de no hacer más daño y que comparta los frutos de la sabina con todos.

Así mismo lo hizo nuestro amigo. Al llegar don Cuervo junto a ella le preguntó:

–¿Quieres que te lleve a la sabina? –Al tiempo que le entregaba el sombrero.

Ella desesperada comprendió, en un momento, cuán débiles podemos ser por muy fuerte que creamos y solo le dijo arrepentida: –¿Harías eso por mí, después de tanto daño que te he hecho?

Don Cuervo solo dijo: –No me acuerdo de nada que usted me haya hecho. Así que móntese arriba de mí y agárrese bien no vaya a ser que Ochissss nos vea y sea peor. –Y volaron hasta el Sabinar.

Ya de vuelta en su Sabina, con su sombrero, pero sin capa y sin escoba solo agradecía a don Cuervo su  manera de comportarse.

Algo más tarde, para su sorpresa, Charrán, Vencejo y Canario habían encontrado su capa y escoba.

Avergonzada y arrepentida por su actitud tan egoísta pidió perdón a todos: –Me han dado una gran lección amigos míos, nunca se sabe de quién se va a necesitar y quién nos va a ayudar, por eso no se puede despreciar a nadie.

–Así es, todos tenemos que ayudarnos –concluyó Lagarto Gigante que igualmente había ido hasta el sabinar.

En ese momento, un airecillo se dejó sentir entre los allí reunidos. Era Ochissss.

–Perdóname –le decía a Brujilla– pero te tuve que dar una lección. Los verdaderos amigos no son aquellos que son cómplices de tus fallos, sino los que te hacen ver y comprender tus errores.

Desde entonces, Brujilla Verdilla esperaba todas las mañanas a don Cuervo para compartir con él los frutos de la Sabina y, a veces, Mirlo se les unía también. El canario no le dejaba de cantar todos los días.

También las mariposas Loba y Azul Rabilarga volaban desde el Pinar para saludarla.

Y cuentan que también desde aquel día en el Sabinar de la isla del Hierro soplaba una suave brisa del Alisio que traía el aroma de la amistad.

Ilustración de Aliki Caudevilla

GLOSARIO:

Canario: pájaro que, a pesar de su nombre, es autóctono no solo de las Islas Canarias sino también de Azores y Madeira. El canario Silvestre es de colores parduzcos en la parte superior y amarillo en la cara y partes inferiores. 

Charrán: golondrina de mediano tamaño, con el pico y las patas rojas.

Cuervo: pájaro de tamaño mayor que la paloma, de plumaje negro, pico cónico, grueso y más largo que la cabeza.

Drago: árbol de 12 a 14 m de altura, con el tronco grueso, cilíndrico, lleno de cicatrices correspondientes a las hojas perdidas. Su copa siempre es verde y sus flores pequeñas, blanco verdosas. Se distribuye por algunas Islas Canarias y en Cabo Verde, además de una zona continental en Marruecos.

•Lagarto gigante: especie endémica de la isla de El Hierro. En tiempos pasados habitaba en toda la superficie insular, pero la actividad humana y la introducción de especies foráneas, lo ha llevado al borde de la extinción. De cabeza ancha, cuerpo fuerte y larga cola, alcanza los 60 cm.

Mariposa Azul Rabilarga: Tiene unos 3 cm entre las puntas de sus alas. Los machos tienen las alas azules mientras que las hembras la tienen de color pardo.

Carroña: carne descompuesta, especialmente la de los animales muertos.

Roques del Salmor: la Reserva Natural Integral de los Roques del Salmor es un espacio natural en la isla de El Hierro, entre los municipios de Frontera y Valverde, catalogado como Zona de Especial de Protección para las aves. Está constituido por dos pequeños roques de paredes escarpados y plataforma en la cúspide.

Sabinar: formación vegetal de árboles llamados sabinas que dejan entre sí grandes espacios abiertos. En zonas ventosas, las sabinas adquieren formas retorcidas, llegando a tocar el suelo. 

Vencejo: ave especialmente adaptada para el vuelo. Su plumaje es negruzco con una pequeña mancha blanquecina o gris clara en la garganta, solo visible a corta distancia. Es característica su silueta en vuelo de amplia media luna.

Paletas y pinceles

El legado de los abuelos - TOÑI ALONSO

FRASES Y REFLEXIONES PARA AYER, HOY Y MAÑANA - ALBERTINE DE ORLEANS

Desde mi balcón - JOSE LUIS REGOJO

Amanece, que no es poco - ANGIE HERNÁNDEZ

LETRAS CANARIAS

El nido de la graja - EVA CASTILLO

Palabras del alma - BALBINA RIVERO

Tradiciones - ISABEL GONZÁLEZ

La magia del teatro - INA MOLINA

Letras y colores - JUAN FCO. SANTANA

Mi cuaderno de danzas - ISA HERNÁNDEZ

La memoria intacta - MARÍA DE LA LUZ

Volando con las palabras - Cristina García

Retratos de nuestros paisanos - JOSÉ LANTIGUA

Miscelánea tradicional - MOISÉS RODRÍGUEZ

Sección infantil: Arcoiris de cuentos - TANIA RAMOS

Viajando por los versos - ROSA GALDONA

Memorias con historia - GLORIA LÓPEZ

Alfarero de versos - EDUARDO GARCÍA

Amar el amor - LANGE AGUIAR

Contando canciones - MATALE AROZENA

Garabateando - ELENA PADRÓN

Hablando de amigos… - LUIS ALBERTO SERRANO

Bajo un nudo en la garganta - ANA GUACIMARA HERNÁNDEZ