DOÑA LOLA LA PARTERA

Tan vieja como la civilización es la historia de las matronas. Obstetrix se les llamaba en Roma a las parteras.

Papel reservado tradicionalmente para las mujeres, la partera, comadrona, comadre de parir, madrina…

El oficio de ayudar a “dar la vida”, se desarrollan en los pueblos, siendo las mujeres más humildes las que la desarrollan, comparten muchas de ellas no solo el oficio de parteras, sino también son sanadoras con un conocimiento de la naturaleza importante y muy creyentes.

En el siglo pasado las mujeres continúan ejerciendo el oficio de parteras en su generalidad, aunque algunos hombres también participan poco a poco, son los practicantes los que estudian y desarrollan esta labor, sobre todo a raíz del inicio de la reglamentación y la docencia, hasta que se hace especialidad de la rama de enfermería.

Les quiero presentar la figura de Mª dolores Lugo Guanche, humilde, muy trabajadora y con un espíritu de servicio a los demás indudable.

Doña Lola, que así se le conoce, nació el 6 de abril de 1906, hija de Domingo Lugo Morales, que nació en 1864, natural de Lomo de Mena en Güimar, y Margarita Guanche Alonso, que nació en 1872, natural y vecina del pago de Las Cuevecitas, en Candelaria.

En el año 1900 Domingo Lugo Morales aparece como concejal del ayuntamiento de Candelaria, lo que significa que participa de forma destacada en el movimiento social y político del pueblo, característica que heredaran sus descendientes, de distintas formas.

Los padres de Doña Lola, en el censo de 1932, ya aparecen censados en calle San Roque, donde permanecen hasta la actualidad las siguientes generaciones.

Los hermanos Lugo guanche fueron: Rogelio, María Dolores Francisca y Basilio Venancio.

María Dolores Francisca casó con Tomás Melitón Rodríguez Castellano (conocido por Tomasito) que nació en 1898 y fue bautizado en parroquia de Santa Ana. Tuvieron cinco hijos: Domingo, Manuela, Ana, Cirilo y María dolores (conocida por María Lola).

Doña Lola, al igual que otras parteras del municipio, acudían a los hogares de las parturientas cuando eran avisadas, las “lonas” de Doña Lola fueron testigos mudos de tantos paseos, no solo de la vida cotidiana, cuidando de su hogar y los suyos, también le vemos en alguna fotografía con una gran cesta a la cabeza cuando acudía a trabajar en las tierras dedicadas al tomate y la papa en Punta Larga, donde hoy día solo vemos altas edificaciones con un planeamiento urbanístico denso.

Doña Lola, tenía un gran patio con gallinas sueltas, que cuando niña me gustaba visitar haciendo recados. Los chiquillos de ahora no hacen recados, para nosotros era una obligación sin discusión hacer aquellos “mandados” de nuestras madres o abuelas. Gracias a los recados, tuve el privilegio de conocer a Doña Lola, hijos y nietos, formaron parte de mi infancia y ha sido un deber visibilizar la labor altruista y generosa de esta mujer, que dedicó sus habilidades en ayudar a nacer en su Barrio de Santa Ana y en el pueblo de Candelaria.

Una anécdota de su buen hacer ocurrió un 15 de abril de 1967. Fue requerida su presencia al parto de una de sus vecinas, Chicha la de la venta, y era un parto tan difícil que pidió al padre de la criatura que fuese al vecino pueblo de Güimar en busca del médico, porque la criatura venía mal. Vino el médico acompañado de una partera experimentada y tras largas horas y con lluvia de primavera, nació una pequeña niña, que sobrevivió. La astucia de Doña Lola y entender hasta donde llegaban sus conocimientos produjo que aquella niña naciera sana, que pudiera verla corretear por la calle empinada de Santa Ana hasta el colegio, y aunque murió sin verla adulta, ahora le devuelve su cariño con este escrito. Gracias Doña Lola, por su oficio al ayudarme a vivir y a tantos como yo.

Notas:

Agradecimiento a nietas y bisnieta de Doña Lola, por ofrecer lo que tienen para engrandecer el cariño y recuerdo especial de las mujeres de su clan.

Las fotografías pertenecen al grupo, al archivo personal y Candelaria Forever.

Los datos son recogidos por la historia oral familiar. Los libros sacramentales de la parroquia de Santa Ana, depositados en el Archivo Histórico Diocesano de La Laguna. Las publicaciones Guía Genealógica Araya, Las Cuevecitas y Malpaís del autor Elías P. Torres Mesa y Genealogías de municipio de Candelaria en Tenerife de Sergio A. Oliva López y varios.

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