Juan Carlos de Sancho Ravelo, residente en Las Palmas de G.C, Islas Canarias, es Escritor, editor, guionista e ilustrador.
Ha cultivado la poesía, el ensayo, la columna periodística, el guion documental y cinematográfico, la narrativa infantil, el microrrelato y la novela.
Editor y antólogo internacional, dibujante de tiras cómicas e ilustrador de sus propios libros. Traducido a diversas lenguas, parte de sus escritos de pensamiento y estudios sobre su obra literaria han sido publicados en diferentes revistas especializadas de Irlanda, Portugal, Italia, Costa de Marfil, Benin, Isla Mauricio, Francia y México.
Autor polifacético, ninguna manifestación artística ha escapado a su creativa imaginación. La Fiesta del Desierto, Las Unidades Fugaces, El Confital, Manuel Vázquez Montalbán en Memoria (prologado por José Saramago), El Tren del Infinito, El Paraíso Terrenal, Poema para transfigurar la mirada de los niños, Diccionario del Mono Leído, La Casa del Caracol, Isla Sombrero: Cuentos y Descuentos, Elogio de lo Invisible, Galdós Responde, Fábulas Improcedentes… Forman parte de su extensa obra literaria.
En los últimos años, asiste como ponente a diferentes Encuentros Internacionales de Literatura [México, EEUU (conferencia sobre Benito Pérez Galdós en la Universidad de Boston, abril, 2019), Argentina, Egipto, Irlanda, Palestina, Chile, Italia, Costa de Marfil y Portugal] donde suele difundir la literatura insular y el pensamiento archipiélago. Ha recibido premios nacionales como guionista y literarios en Islas Canarias, donde reside habitualmente.
DEL DIBUJO Y SUS AVERIGUACIONES
Mis dibujos son también fábulas. Relato en ellos mundos que no sé aquilatar con palabras, tiene que ver con algo que no controlo, con la poesía y mis quimeras. Cuando escribo mucho pienso mucho y me canso, entonces dibujo y recupero el vuelo del águila, la caída en picado, el planeo sin rumbo. Cuando dibujo dejo libre mi mente y la mano va como sola, como un barco sin rumbo ni timón. Y no importa la Idea final, es como ir muy lejos, tan lejos como lo sea mi atrevimiento.
Los dibujos son también palabras, pero tienen un poder que ellas no tienen: su efecto es inmediato. Cuando escribo dejo pasar unos meses para ver qué es lo que he escrito realmente. Pienso con imágenes, veo mis relatos y después los cuento. Pero cuando dibujo no sé qué es lo que va a salir, lo voy descubriendo mientras la línea avanza y va dando formas a mis intuiciones. Cuando dibujo no corrijo, cuando escribo sí. Los dibujos no tienen adjetivos, son todo un adjetivo. Los adjetivos en los cuentos son los que dan color a las frases.
Escribir y dibujar son las dos formas que tengo de contar. Escribiendo pienso, dibujando no. El dibujo es una carta de presentación inmediata y cómo escribes también, aunque no siempre. Cada formato tiene su trazo y su propia sintaxis, yo creo que en mi caso son indivisibles, escribo dibujando y dibujo escribiendo. En los dos casos cuento fábulas, improcedentes.
Juan Carlos de Sancho
De su última exposición en Tenerife, en el Espacio Cultural El Desván Blanco, que dirige Román Hernández