Compañeras y amigas

NUEVA SECCIÓN

Instantes antes de que el timbre, más bien incómoda sirena, abriera la primera sesión, el profesor enfila la escalera hacia la planta baja. Subcarpetas, portátil, ilusión y restos de sueño adheridos al fresco de la mañana. De las guaguas ha desembarcado el remolón y colorido desfile de estudiantes. Se van desperdigando por las aulas de los dos niveles del edificio. Algunos llevan tatuado el tedio en el rostro; otros, la rutina; unos pocos, la curiosidad por desvelar lo que la jornada del lunes les deparará.

Intercambio de saludos, esbozos de sonrisas, miradas cargadas de vocación, de angustia, de recelo, incluso de pasión entre los docentes.

Los buenos días sobrevuelan el aula; frente a la puerta, junto a la primera de las tres ventanas, se instala el profesor, no el maestro machadiano, ni viejo, ni enjuto, ni mal vestido. Dispone sobre la mesa las subcarpetas marrones; la una con el rótulo a lápiz, en el cuadrante inferior derecho 2º BACHILLERATO; en la otra, GENERAL. De esta última extrae el diario académico en el que anota las ausencias del alumnado, los retrasos, comprueba el contenido impartido durante la clase del viernes y las tareas marcadas al grupo. Abre la aplicación PincelEkade, vuelve a extender la mirada y confirma las faltas.

Como un ritual levantan las manos aquellos que han realizado el trabajo propuesto, los de siempre, un ramillete que don Pedro memoriza sin el menor esfuerzo para estampar sus nombres, como siempre, en el diario; hoy se ve sorprendido por tres inhabituales, los felicita y con ellos se inician las correcciones.

Sara lee el resumen del texto expositivo-argumentativo, don Pedro le ha pedido amablemente que eleve el volumen, que vocalice. Al fondo la carcoma oral mantiene su rutinaria afición, interrumpir, se aburren -argumentan-. Aún es pronto para el ruego; don Pedro se contiene, se limita a repartir miradas reprobatorias a los que tantas y tantas veces ha sermoneado en púbico y en privado. Estos continúan poniendo a prueba la paciencia del profesor mientras Alejandro explica la estructura interna del texto; unos cuantos toman nota, otros bostezan. Don Pedro escribe en la pizarra, por enésima vez, las características de un buen resumen, las recomendaciones para redactar el tema, recuerda la necesidad de la precisión léxica, ... De pronto, de un extraño silencio brota un eres una puta asquerosa; se estremece la incredulidad de todos.

Don Pedro se gira, busca el origen de la expresión, busca la complicidad en los rostros atónitos del alumnado. Raúl señala con la mirada a Marta, 17 años contenidos en cerca de 180 centímetros de altura; a su izquierda, la inseparable Iraya, versión en rubia de la anterior. El profesor conoce, como el resto de los presentes, la tendencia a las bromas de estas amigas del alma.

La rubia, bajo el tenso asombro de la concurrencia, impacta un sonoro manotazo en la cara de la morena, sazonado con una surtida retahíla de insultos y acusaciones. Se revuelve la segunda con tirones de pelo y nuevas palabrotas, culpándola de haberse acostado con su novio.

En cuestión de segundos ruedan las sillas, ruedan los cuerpos en un amasijo descontrolado de golpes, zarandeos y chaparrón de improperios. La clase, paralizada. Don Pedro clama al cielo, desde sus 160 centímetros escasos, ruega la intervención de los alumnos más fornidos; no reaccionan ante el ímpetu de las contendientes; expectación máxima, pavor. Último recurso, el profesor le pide a Raúl que vuele a Dirección en busca de ayuda.

En cuestión de un par de minutos se presentan doña María y doña Raquel, directora y jefa de estudios respectivamente. Con la intervención in extremis de cuatro chicos habían conseguido separar a las amigas del alma, justo segundos antes. Escoltadas por dos de estos valientes, sin mediar palabra, las conducen por separado a los despachos de dirección y jefatura. En menos de media hora, los padres de una y otra acuden al centro para trasladarlas a sus casas. Se había iniciado el proceso de investigación que concluiría con la expulsión de ambas alumnas por 20 días, con derecho a asistir a los exámenes y al seguimiento de las clases mediante la comunicación con el tutor a quien el equipo educativo informaría puntualmente de su labor diaria en el aula. Huelga decir que Marta e Iraya recompusieron la amistad, se olvidaron del joven supuesta causa de la discordia; acabaron aprobando el curso, también la EBAU. El incidente quedó tapiado entre los muros del centro.      

ESPECIALES

Paletas y pinceles

LETRAS CANARIAS

Folclore canario

Lengua viva - PABLO MARTÍN LÓPEZ

El nido de la graja - EVA CASTILLO

Caricaturas, papel y tinta - NÉSTOR DÁMASO DEL PINO

Bailes tradicionales canarios - LUISA CHICO

Viajando por los versos - ROSA GALDONA

FRASES Y REFLEXIONES PARA AYER, HOY Y MAÑANA - ALBERTINE DE ORLEANS

Desde mi balcón - JOSE LUIS REGOJO

El legado de los abuelos - TOÑI ALONSO

La magia del teatro - INA MOLINA

Mi cuaderno de danzas - ISA HERNÁNDEZ

Hablando de amigos… - LUIS ALBERTO SERRANO

Memorias con historia - GLORIA LÓPEZ

La voz de Arico - MARÍA GARCÍA

Gotitas de agua - JOSÉ ACOSTA

Artdeser - ESTEBAN RODRÍGUEZ

Amar el amor - LANGE AGUIAR

La memoria intacta - MARÍA DE LA LUZ

Bajo un nudo en la garganta - ANA GUACIMARA HERNÁNDEZ

Contando canciones - MATALE AROZENA

Miscelánea tradicional - MOISÉS RODRÍGUEZ

Nopasaeltiempo - CARMELO G. GLEZ. ZERPA

Sección infantil: Arcoiris de cuentos - TANIA RAMOS

Desde la otra orilla

Tertulia Tamasma

Fuente de poetas

Novedades literarias