Lucrecia Rodríguez Sabina.

LUCRECIA RODRÍGUEZ SABINA

Cuando llega el mes de febrero, todas las miradas son para Candelaria, se celebra el día 2 La Candelaria, Chaxiraxi. Y el día 3 San Blas. Para los nacidos en este pueblo cobran un significado especial estas fechas del calendario. A pesar de ser cada vez más multitudinario los actos religiosos alrededor de estas imágenes, la importancia del día de San Blas se convierte en el encuentro con la Tradición que los abuelos nos trasladaron, el recoger el “panito” bendecido que se reparte al finalizar los actos y llevarlos a los mayores de la familia, o bien, guardarlos en la alacena del comedor, es más que un simple gesto. Saludar a los vecinos y familiares que hace mucho no vemos se refleja en las sonrisas y los abrazos. En esta ocasión  acercamos a una figura que tuvo mucho que ver en el pasado con estas celebraciones.

Lucrecia Rodríguez Sabina.

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Nació en Candelaria, Tenerife, el 16 de julio de 1916, fue bautizada en la parroquia de Santa Ana, falleciendo el 21 de enero de 1994 en su pueblo natal. Sus datos genealógicos más destacados:

Hija de Manuel  Rodríguez Castellano “El Precioso” y de Ángeles  Sabina Castellano “Angelita”, que se casaron en la parroquia de Santa Ana, aparece registrado en el libro 4 de matrimonios folio 293. Libro eclesiástico que está depositado en el Archivo Histórico Diocesano de San Cristóbal de La Laguna.

Sus hermanos fueron, Cecilio que casó con María Castellano Fariña teniendo dos descendientes, Laudelina y Cecilio Rodríguez Castellano, vivieron en el Barrio de Santa Ana, muy cerca de sus padres.

Maruca Rodríguez Sabina, casó con Benítez Domínguez y tuvieron  12  hijos.

Cenobio emigró a Venezuela y fallece en el país andino. Su hermano Jesús que también marchó a Venezuela, regresó y vivió también en Santa Ana junto a sus hijos.

Lucrecia estuvo muy unida especialmente a su hermana Maruca a la que ayuda en la crianza de sus doce hijos.

Lucrecia desde muy joven presta sus servicios como cocinera en el Convento de los PP. Dominicos, hasta su jubilación.

En la siguiente imagen se le puede ver junto a Clementina, que estuvo vinculada al Convento de PP. Dominicos, les unía el cariño y las mismas inquietudes sociales y culturales.

C:\Users\Luis Abreu\Documents\REVISTA TAMASMA\Lucrecia y Clementina.jpg

En el Convento desarrolla sus dotes musicales, participando en el coro como organista y con su voz, es conocido  “el coro de Lucrecia” que acudía a las fiestas de los pueblos del municipio. Con su voz de soprano cantaba el Ave María en las bodas que la solicitaban.

Ella recordaba con mucha emoción, el día que lo cantó en la boda de su sobrina Carmina, celebrada en la Basílica de Nuestra Señora de La Candelaria.

Lucrecia era partícipe de los actos en torno a Beata Imelda, imagen que estaba en el Convento. Una vez al mes le rezaban el rosario y a continuación la procesión alrededor del claustro, de esta devoción muchas niñas hacían la primera comunión con el hábito de la Beata, como ocurrió en mi familia, fue mi abuela materna la que hizo promesa y sus nietas la cumplimos.

El compromiso de Lucrecia a la fe católica la lleva a participar activamente en múltiples actividades que alrededor del Convento se convertían en aquella época en actos culturales y sociales dónde la participación popular tomaba un papel importante. Entre otras actividades estuvo el impartir clases de catequesis, que unido al Coro servían de entretenimiento a la juventud.

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En esta instantánea la podemos junto a un grupo de jóvenes componentes del Coro.

Su vida estuvo marcada por el amor al prójimo. Y puedo recordarla caminando por las calles del barrio, con una media sonrisa viendo a las chiquillas juguetear. Es de aquellas mujeres que se marcan en el corazón para siempre. 

Los recuerdos de una de sus sobrinas nos llevan a presentar estas líneas, con ellas pretendemos visualizar y poner en valor la vida de esta candelariera, que forma parte también de nuestra historia, ya que muchos recuerdan con cariño, tanto su carisma como su aportación a la vida social y cultural de nuestro pequeño pueblo en aquellos años 60, 70 y 80 del siglo pasado.  

En los barrios de nuestro pueblo, siempre encontraremos personajes como Lucrecia, que con discreción y buen hacer contribuyó a la creación de pasajes de nuestra vivencia. Sigamos buscando pues, hombres y mujeres que su vida nos haga esbozar una sonrisa.

Para realizar este pequeño homenaje a su persona, hemos rescatado la publicación de Manolo Ramos, https://www.facebook.com/manolo.ramos.12, las fotografías aportadas están publicadas en la página de Facebook, Candelaria Forever.

Si les gustó el artículo, pueden leer el anterior: Fechas de Navidad. Gracias

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