El pasado 21 de enero la Tertulia Tamasma se reunió de nuevo por primera vez en este año, en la Biblioteca Zona joven de Candelaria, dado que la primera tertulia de se hizo en una cafetería por estar cerrada la Biblioteca.
Con una asistencia muy interesante se habló de los retos en camino y se leyeron textos de tema y género libre, como suelen hacer los miembros de la Tertulia de tanto en tanto.
Por delante, un nuevo parón debido al Carnaval que paraliza todo por unas semanas en la isla, y un nuevo reto que leerán en la próxima tertulia que tendrá lugar el 27 de febrero: Escribirle al Carnaval.
Una nueva cita para las letras y la amistad en la Biblioteca de Zona joven de Candelaria.
ALGUNOS DE LOS TEXTOS COMPARTIDOS
ELEGÍA DEL MAR Y DEL OLVIDO
Mar de luto neonato, noche sin aurora,
vida y muerte entrelazadas
en el Atlántico y el Mare Mortum,
salados por tantas lágrimas derramadas.
Silencio de aquellos que llegan y no llegan
bajo un archipiélago desolado de nubes enlutadas.
Un gran mutismo aclamado,
parte terror, parte promesa.
En el instante de la muerte,
los cuerpos dormidos en el agua emergen,
agujeros negros en sus miradas,
testigos mudos de un presente incierto.
El efímero recuerdo desde el sofá
humilla su memoria.
La lágrima oficial, cargada de indiferencia,
Insulta.
Los mapas señalan a los ahogados,
las noticias cuentan los desaparecidos,
pero todos ocultan al individuo,
testigo de la tragedia.
La indiferencia alcanza cotas más altas,
pues el dolor no cotiza en bolsa.
En el eco del silencio, nuestro grito es débil,
un valor mudo, en liquidación.
Elegía del mar y del olvido,
rumor perdido en el ocaso de las olas
donde llorar frente a ti ayuda más que llorar solo,
mi único consuelo.
© José Luis Regojo
TU RECUERDO
Cuando escribo, me inyecto un poco de ti,
para vivir tus recuerdos.
Viajo entre las estrellas,
vueltas errantes.
Nuestros primeros besos y los años conocidos,
cada día más ausentes.
Salpicaduras de escritos
vagando sin encontrar repuestas.
El olor de tu fragancia trepando sobre mi cuerpo,
Sin dejar huellas
solo tu recuerdo.
© Teresa Terán
ANOCHE TUVE UNA CITA
Anoche tuve una cita que es difícil de olvidar.
Me citó "LA LUNA LLENA" y no me podía negar.
Desperté, abrí los ojos y de frente la pude contemplar.
Su brillo intenso me deslumbró al principio
hasta que con aplomo la pude mirar.
Aparecía su sensual silueta en la esquina de la claraboya.
Recorrí de su mano el camino hasta de un lado al otro pasar.
La contemplaba absorta iluminando todo: su redondez,
su densidad, su intensidad me conseguía atrapar.
No podía apartar mis ojos de su rostro,
y, a la vez, no podía evitar pensar que esa exclusividad
que en ese momento tenía no era real.
La consideraba mía porque estaba en mi espacio
porque solo, en ese momento,
eran mis ojos los que la alcanzaban a mirar.
Cierto, solo hasta ahí.
Esa luna era la misma que giraba en toda la Tierra,
el planeta entero la podía contemplar.
En otros lugares, a otras horas y otras personas la podían disfrutar.
La imaginé girando desde fuera,
creando su órbita como satélite natural
que refleja la luz del sol y nos viene la noche a iluminar.
Por eso, me decía, la podemos mirar, pero es solo un reflejo,
por eso, al astro rey no podamos mirar sin parpadear.
A la vez que fluían sueños e ideas como esta que ahora es realidad,
planeaba escribirle algo a ella,
planeaba otras citas en otros lugares,
planeaba dedicarle un tiempo, sin prisa,
solo para poderla mirar.
Pensaba que esa luz alumbraba a otras personas queridas que lejos están.
Era la misma luz, era la misma luna la que nos observaba,
la que ocupaba la bóveda celestial.
Y, de pronto, sentí que estábamos unidos,
conectados unos a otros de forma natural.
Sonreí y envié buenos deseos,
besos y abrazos a mis seres queridos y también a toda la Humanidad.
Créanme fue una cita difícil de olvidar.
© Cele Díaz
HABLANDO CON LA NADA
Me he despertado hoy siendo piedra, insensible pero capaz de
adivinar el cincel del tiempo en mis ideas, dejando imágenes
formadas con empeño que constituyen un todo en mi mundo pequeño.
Me he despertado siendo cayado que, moldeado por un mar
inmenso y persistente, configura un paisaje conocido entre tantas
partículas de nada.
También me he despertado siendo lava otrora ígnea y hoy
negro paisaje en un mundo cambiante, disperso y silencioso.
Me despierto sintiéndome pared de basalto que detiene mi
andar hacia la nada y dejándome insensible a la esperanza.
Abro los ojos y siento que soy asimismo rocalla colocada aquí
y allá, para adornar un jardín vacío de colores.
También creo que soy un acantilado alto y escarpado desde
donde vuelan hasta desaparecer mis sueños hechos cometas
desgarradas por el viento.
Entonces quiero dormirme otra vez y soñar que soy la roca
fuerte y eterna, donde descansa mi propia vida, mezclada con el
viento y los olores y el verde tapiz que me protege y,
sin apenas darme cuenta, me convierto en mi isla.
© Matale Arozena